Artur Mas a la cabeza del bloque soberanista catalán pretende presentar
la próxima cita electoral como unas elecciones plebiscitarias en Cataluña. El President ha dado muestras sobradas de su firme apuesta por la
autodeterminación. La última esta misma mañana al
formalizar la ruptura de relaciones con Unió,
con quien Convergencia había mantenido 37 años de alianza. solo ha habido un punto en desacuerdo en desacuerdo: la hoja de ruta de CIU y ERC para la independencia de
Cataluña.
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Pablo Iglesias y Pedro Sánchez |
ERC
por su parte esa semana ha descartado cualquier “desaceleración”
en el proceso, y el President ni puede ni quiere cambiar el rumbo de
su política. Sabe que todas las encuestas dan mayoría al bloque
soberanista y el Gobierno Central, sea cual sea su color tras las
elecciones, se verá obligado a negociar si quiere evitar un choque de
trenes.
Así
las cosas se están produciendo discretas pero tensas reuniones entre
todos los partidos, incluido Podemos y Ciudadanos, para evitar llegar a un punto en que la situación
se vuelva insostenible. Pero el tiempo se agota.
El círculo empresarial catalán se muestra nervioso ante la posibilidad de una declaración unilateral de independencia como
propone ERC o la CUP, pues traería consecuencias de un alcalce imprevisible.
La
línea roja del Gobierno es clara: Cataluña debe seguir formando
parte de España y en ningún caso se permitirá un referéndum.
Tanto para PP, PSOE y Ciutadans la soberanía nacional es
innegociable. ¿Pero qué ocurrirá si el bloque soberanista consigue
una amplia mayoría?, Madrid deberá negociar y hacer concesiones.
Aquí
es donde entra una polémica propuesta de Podemos que se ha filtrado
por una fuente fiable: Si hace unos días Ada Colau nos sorprendía
con la pintoresca “concejalía del Ciclo de la Vida, Feminismos y
LGTBI” o la ya famosa promesa electoral de una “Renta Básica
Universal” de 600 euros, ahora ha surgido una aún más atrevida:
hacer del catalán, el gallego y el vasco lenguas oficiales en todo
el Estado.
Un
mal menor
No
es la primera vez que los grupos nacionalistas solicitan que las
lenguas cooficiales lo sean en todo el territorio nacional, pero esto
nunca había estado tan cerca de ser posible como ahora. El panorama
electoral está muy fragmentado, y el PSOE necesita del PSC y Podemos
para gobernar en España y en muchas comunidades y ayuntamientos. A
su vez Podemos sabe que una gran parte de su electorado catalán
aboga por el derecho a decidir e incluso por la independencia.
Si
se suman los votos en el Congreso de estos y otros partidos
nacionalistas como Compromís, Convergencia, ERC, PNV, Unió, BNG,
Bildu o CC las cuentas harían factible que saliera adelante una
votación para convertir al catalán, gallego y vasco como lenguas
oficiales en toda España. Nuestro país pasaría a ser un estado con
varias lenguas oficiales, pero a cambio congelaría la cuestión
catalana y vasca por mucho tiempo y no tendría la necesidad de ceder
a la demanda de un concierto económico propio para Cataluña. Un mal
menor.
Hay
pocos antecedentes en el mundo de lenguas regionales que se hayan
convertido en idiomas oficiales en todo el estado. Salvando las
distancias un ejemplo lo encontraríamos en la propia Cataluña, en
donde en 2006 el aranés (una lengua de origen occitano hablada en
la comarca fronteriza del Valle de Arán en Lérida) pasó a ser
lengua cooficial en toda Cataluña.
Esto
no ha dejado de ser un acto simbólico sin aplicación practica, pero
se ha convertido en un precedente que se ha querido entender como una
declaración de intenciones.
¿Qué
consecuencias tendría que el catalán, gallego y vasco pasaran a ser
lenguas oficiales en toda España?
La
primera es que casi automáticamente se convertirían en lenguas
oficiales de la Unión Europea, cosa que actualmente no lo son pues
solo pueden serlo las lenguas habladas en todo un estado. De hecho la
única lengua de Europa que es oficial en la Unión Europea sin ser
la lengua mayoritaria de un estado miembro es el irlandés.
La
segunda consecuencia es que el Estado se vería obligado a atender a
aquellos ciudadanos que quisieran dirigirse a las administraciones
públicas en sus respectivos idiomas. Es decir que alguien residente
en Madrid podría solicitar el empadronamiento en catalán o que
alguien en Canarias pidiera un registro civil en euskera. Hoy por hoy
parece una quimera fuera de las grandes ciudades.
La
tercera es que los estudiantes se verían obligados a aprender
nociones de una o varias de estas lenguas, durante un cierto tiempo
de su etapa educativa obligatoria, quedando como asignaturas
evaluables. Alguna otra asignatura tendría que reducir horas
lectivas, por lo que la gran perjudicada sería la asignatura de
inglés.
¿Qué
opinas tú de esta propuesta? Déjanos tus comentarios.
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