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¿Sabías que Madrid fue durante 8 años un reino independiente?

Un hecho muy poco conocido, incluso para los madrileños, es que Madrid fue un reino independiente durante 8 años, concretamente del año 1383 a 1391.

Parecería una broma si no fuera porque es verdad. En el callejero madrileño existe una calle dedicada al primer y único rey que tuvo Madrid: Leon V de Armenia (conocido por algunos historiadores como Leon I de Madrid). Existe un restaurante e incluso un brandy con el nombre de este rey.

Reino de Madrid


La historia de cómo Madrid llegó a tener un rey independiente se remonta a 1375, a muchos miles de kilómetros de distancia, en el sur de la actual Turquía. Allí existía desde hacía 300 años un pequeño reino cristiano. Se llamaba Armenia “Menor” o “Armenia de Cilicia” para distinguirla de la Armenia “Mayor”. Era el último bastión cristiano rodeado de territorios musulmanes.

En 1375 los mamelucos egipcios conquistaron el reino y capturaron a su rey León V, y en vez de matarlo pensaron que sería más útil pedir un rescate por él, por lo que se lo llevaron cautivo a El Cairo.
León V permaneció preso en Egipto durante 7 años, en los que sus emisarios recorrieron Europa de norte a sur pidiendo socorro. En 1380 su confesor el franciscano Jean D´Ardel, consiguió entrevistarse con Pedro IV de Aragón, y ese mismo año pudo visitar también en Medina del Campo al rey Juan I de Castilla.

A mediados de 1382, D´Ardel regreso a El Cairo con tropas aragonesas y castellanas con intención de liberar al rey armenio. No fue necesaria ninguna batalla, pues los mamelucos aceptaron como rescate una buena suma de dinero y regalos, entre ellos varios halcones que hicieron las delicias del sultán.
Una vez liberado León se dispuso a visitar las cortes Pedro IV de Aragón y a Juan I de Castilla para agradecérselo personalmente. En aquellos tiempos estaban enfrentados con el sultán de Medina Azahara.


A final de año llegó a Venecia y de allí se trasladó a Aviñón a visitar al papa Clemente VII. En aquel momento la Iglesia católica se encontraba dividida en dos: había un papa en Roma y otro en Aviñón. León solo visitó al segundo, que era al que los reyes de Castilla y Aragón habían jurado fidelidad. Luego León visitó Barcelona y Tarragona donde estaban muy agradecidos a la monarquía de Armenia, pues un antepasado de León cedió las reliquias de Santa Tecla, patrona de la ciudad. pero no consiguió de él apoyo para una nueva cruzada. Después marchó a Castilla donde se dice que Juan I salió a su encuentro. El primero en bajar del caballo fue León V, pero inmediatamente Juan I hizo lo propio, como queriendo indicar que se encontraba con un igual.


El monarca castellano se acababa de casar en segundas nupcias con Beatriz de Portugal. Se encontraba feliz y en un alarde de generosidad (como pocos ha habido en la historia) accedió a regalar una parte de su reino a León V. Como señal de agradecimiento por haber mantenido la fe cristiana en un territorio constantemente amenazada por el islam. Le concedió el señorío de Madrid, Andújar, Guadalajara y Villareal (hoy, Ciudad Real) y una renta de 150,000 maravedíes (una fortuna para la época).

León V de Armenia, fue coronado entonces como León I de Madrid y se instaló en el Alcázar, el mismo lugar donde ahora se sitúa el Palacio Real. Tenía intención de construirse una vivienda digna, asi que mandó reformar las torres. Se proclamó también alcalde y bajó los impuestos sin despedir a nadie. Se dice de él que paseaba sin escolta por las embarradas calles de Madrid.

Los madrileños mayoritariamente estaban en contra de este rey extranjero, por lo que escribieron pequeñas coplas que decían: «Dicen que de la Armenia nos viene un señor, guárdenos Dios de tan real favor» o «si la villa fuera silva la guardaría el León. Mas es tierra castellana, no queremos tal señor». Para contentar a los madrileños Juan I de Castilla firmó una clausula en la que decía que el territorio había sido cedido a León, pero no a Armenia, por lo que a la muerte del rey el territorio del reino madrileño volvería a ser parte de Castilla.
El problema es que aunque a León I le gustaba su nuevo reino añoraba el que había sido suyo, el reino de Armenia de Cilicia, asi que decidió marcharse de nuevo a pedir ayuda a otras cortes europeas. Visitó Santiago de Compostela, y más tarde el reino de Navarra, Aragón, Lérida, Tortosa y después Francia y más último Inglaterra.
En París, se entrevistó con Carlos VI de Francia, pariente lejano suyo, donde el rey francés le cedió el castillo de Saint-Ouen y le dió más dinero.
Pasó los últimos años de su vida intentando poner paz entre ingleses y franceses en la Guerra de los 100 años, con la intención de que aparcaran sus diferencias para unirse en una nueva gran cruzada (y de paso recuperar Armenia claro).
El 13 de abril de 1391 las Cortes de Madrid destituyeron al rey, pero le permitieron conservar su pensión vitalicia. El ya exrey de Madrid se marchó a Barcelona y de allí a París donde moriría el 29 de noviembre de 1393. Fue enterrado en la basílica real de San Denís, pero su cuerpo se perdió durante la Revolución Francesa en 1789. Su magnífica tumba todavía existe y se puede visitar.
Se sabe que una pareja estuvo paseándose por Pamplona y Olite haciéndose pasar por hijos de León, y titulándose “reyes de Armenia” aunque hacía tiempo que ese reino había dejado de existir.
El rey de Castilla, Enrique III, para asegurarse que Madrid no volvería a separarse mandó construir en un lugar de caza una nueva residencia: El Pardo. Desde entonces hasta hoy ha sido residencia oficial de los gobernantes de España, incluyendo recientemente a Felipe VI, Juan Carlos I o Francisco Franco.
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