Un descendiente del escultor Manuel Tolsá reclama el envío
de la estatua ecuestre del Rey Carlos IV a España.
Entre
el círculo intelectual español cada vez son más las voces que
reclaman el envío de la famosa estatua de “El Caballito” a
España. La colosal obra fue realizada por el escultor Manuel Tolsá entre 1793 y1802, a petición del Virrey de la Nueva España. Es una
obra emblemática de Ciudad de México, pero se encuentra en
restauración desde hace dos años y las labores no parecen avanzar.
El
supuesto descendiente del escultor, que no ha querido hacer por el
momento público su nombre, ha contactado con autoridades y círculos
empresariales españoles quienes estarían dispuestos a costear el
traslado de la obra a una ciudad española, posiblemente Sevilla o
Madrid. A cambio se comprometerían a su restauración total y al
envío a México de otra obra “de similares dimensiones, valor y
significado” además de una compensación económica a la ciudad,
sin aclarar más este punto.
Las
autoridades de la ciudad han dicho un no rotundo a las propuestas
llegadas desde España, quienes reclaman la estatua de Carlos IV
debido “a que se trata de una obra de un rey español, fabricada en
un territorio que por entonces era España por personas que amaban a
España”.
El
Caballito se encuentra en un estado crítico debido al uso de agentes
corrosivos (ácidos), y son numerosos los especialistas, académicos,
e intelectuales que reclaman una solución urgente. El escritor
Vicente Quirarte, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua ha
afirmado: “Me parece terrible que no podamos apreciar un monumento
que puede ser hasta más importante que el Ángel de la
Independencia” añadiendo que es “una joya de arte
extraordinaria”. En el mismo sentido se ha expresado el cronista y
novelista Juan Villoro.
La
arqueóloga Elsa Hernández Pons ha asegurado que gran parte del
deterioro de la figura se debe a una mala intervención en una
restauración anterior. La Autoridad del Centro Histórico (CH), y
especialmente su directora conoce el trabajo del INAH, pero no siguió
el protocolo oportuno. La alarma saltó hace tres años cuando varios
historiadores y restauradores denunciaron que la empresa contratada
había hecho un muy mal trabajo, dañando la estatua del siglo XVIII.
El
Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la
Ciudad de México es quien otorgó la adjudicación a una empresa
poco competente, pero tras la denuncia del colectivo, el Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH) ordenó la suspensión de
los trabajos y la custodia del monumento. Para entonces el 50% del
monumento había sido dañado irreparablemente. Después se ha sabido
que varios empleados han sido inhabilitados y que la empresa
propietaria del andamio tenía vínculos con el narcotráfico.
Una
mala coordinación podría haber dañado El Caballito para siempre
La
burocracia ha hecho que El Caballito siga deteriorándose al no
avanzar los trabajos de restauración. Existe una carencia manifiesta
de coordinación entre el INAH y el Fideicomiso Centro Histórico,
quienes desde principios de año se pasan la responsabilidad el uno
al otro.
“Esperamos
que el INAH haga sus valoraciones” ha declarado el representante
del Fideicomiso Centro Histórico, a lo que el INAH ha respondido que
esta aprobación rece en el Fideicomiso. Nosotros nos preguntamos ¿tiene
precio el patrimonio cultural de México?
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